viernes, 19 de septiembre de 2008

Tacones!

Yo los uso, sí, algunas veces.
Incluso durante algún tiempo mis pies se habituaron a ellos, de tal modo que ya no era un martirio llegar al final del día y tener que caminar un poco más; no, yo me acostumbré a ellos.
Después, y como ahora, sólo los uso de vez en cuando, alguna fiestecilla, reunión o entrevista, no me gustan para el trabajo, no mucho.
Pero hay las que sí los usan diariamente, y para el trabajo o la fiesta, y hay algunas que hasta admiración me causan por que corren con ellos cual gacelas! y no se tropiezan ni se tuercen tobillos ni nada, ni se les salen los zapatos. Wow!
Pero hay otras que...
Todas las mañanas camino al trabajo, debo hace un cambio de línea, el transborde es tedioso, largo, etc., y además lento cual tortuga inválida, se han de imaginar, una barbaridad aquello.
He llegado a la conclusión, de que la culpa de que ese trayecto de cambio de línea sea tan lento, la tienen los tacones, pero no todos, no, sino los que están debajo de las mujeres obesas.
No tienen estas líneas como propósito el atacar a nadie, es un mero punto de vista.
Y es que hay mujeres obesas, mórbidamente obesas (no "llenitas" ó "gorditas" que esas son otras) que, como yo, se trasladan cada mañana a su trabajo, muchas de ellas en rutas similares a las mías, o en la mía pues.
De por sí su obesidad les resta agilidad, ahora imagínese usted cómo es aquello con tacones!
Y hay muchas que no se conforman con tacones insignificantes de 3 o 4 centímetros, las hay quienes se atreven a traer los de 8, 9 ó diez centímetros!
Bueno pues, pongamos que hay unas que se salvan, por que con todo y todo, pues le caminan rapidito, pero otras, por Zeus! ni siquiera saben andar en tacones, y no es que sea un arte eso de caminar en tacones, simplemente hay que guardar cierto equilibrio, sino, uno anda perdiendo hasta el pie.
Esas son a las que hay que agradecerles el tránsito lento en ese transborde!
Bueno pues, es una hipótesis, una de tantas.
Pero de verdad en las mañanas, cuando voy apurada para alcanzar el tren, y se me atraviesan estas mujeres (que es tiro por viaje) me dan unas ganas de verdad enormes de decirles que por respeto a los demás no use esos zancos que no la hacen ver más atractiva, sino todo lo contrario.
Aaaah!
Bueno, ya saqué lo de las mañanas, pero mención aparte lo que ví hoy al medio día.
Estabamos en el descanso de medio día, y yo hablaba por teléfono muy divertida por la conversación, cuando me distrajo enormemente una chica que iba entrando al corporativo, muy linda, muy arregladita, pero de verdad que caminaba como si estuviera pisando descalza por un camino de vidrios (no hace ni falta decir que desvié mi conversación telefónica a este tema).
No sé si a la chica se le hizo tarde, o de verdad le encantaron los zapatos cuando los miró en el aparador, pero qué mal se miraba! Los zapatos no eran feos, no. Eran al contrario muy lindos, pero le quedaban por lo menos un número y medio más grande de lo que supongo calza. Era evidente para todos, no podía la chica ni siquiera estar parada, tuvo que doblar sus pies de tal modo que sus tobillos casi tocaban el piso, por que tremendos tacones de aguja, y además grandes, no la dejaban ni estar parada.
Tacones!! Pero que empeño de nosotras en martirizar así a nuestros pies!

3 comentarios:

Lic_jasper dijo...

yo no se por que usan tacos y se auto destruyen los pies...
para tener altura?
glamour???

misterios femeninos... XP

Azul dijo...

Ya ves lic_jasper, ni nosotras nos entendemos!

Ana dijo...

Pobrecita, se nota que a esa chica le prestaron los zapatos!