jueves, 30 de octubre de 2008

Noviembre es...

Mi sueter naranja con una franja negra y una blanca, de cuello de tortuga.
Mi cabello largo y chino.
La avenida grande de camino a mi casa, de noche.
Un beso largo que duró lo que el camino.
Un abrazo fuerte en la última estación del metro.
Una despedida eterna en esa misma estación del metro.
La canción Old Home Movie de Goran Bregovic.
Un atardecer naranja en el camino Pátzcuaro - Morelia.
Un kilo de café Uruapan en mis manos.
Una colcha de Pátzcuaro, muy grande.
Pechuga de pollo en salsa de jamaica.
Morelia y sus ofrendas y calacas de papel maché por todos lados.
La colita del Festival de Cine de Morelia que me tocó aquella vez.
Una jardinera de Bellas Artes.
Un churro relleno de lechera, de los del eje central.
El Seven Eleven que está bajo la Torre Latinoamericana.
Ese semáforo que está en el Eje Central, donde Madero se conviere en Juárez.
El escalón roto afuera de Librería Gandhi.
El cigarro que yo me fumaba de forma imaginaria afuera de Librería Gandhi.
Los chocorroles del Seven.
Ya viene noviembre, y estoy haciendo el recuento...

sábado, 11 de octubre de 2008

Sombra aquí, sombra allá...

Otra vez el tema, es lo que miro por las mañanas en el metro.
Casi siempre llego derrapando al trabajo, el reloj y yo no somos buenos amigos. Aunque llego al último minuto, llego maquillada, cosa que hago desde casa; y es que no sé, después de muchos años de mirarlo, cómo es que hacen algunas mujeres para maquillarse en el camino.
Es como de milagro que no se atraviesen en el globo ocular el lápiz delineador, además, cómo es que, en medio del movimiento les salga tan parejo y delgado el delineado de los ojos o los labios, o que las pestañas queden prefectamente separadas y sin que se les manche el párpado de mascara.
Yo no puedo. Ya de por sí es trabajo dificil para mí el que me salga el delineado sin moverme, ya me imagino cómo saldría si lo intentara mientras el metro está en marcha.