miércoles, 29 de abril de 2009

Máxima

"No es suficiente ser bonita, hay que saber serlo."

domingo, 26 de abril de 2009

Recepcionistas

Hace tiempo, no recuerdo con quién platicaba, llegando a la conclusión de que para ser recepcionista uno de los requisitos que seguro son imprescindibles, es atender mal al que va llegando, paradójicamente.
Y cada vez reconfirmo aquello.
La última ocasión fue este viernes por la tarde.
Yo había quedado de comer con Fulanito Méndez para comer, también acordé con él que pasaría directo a su oficina a esperar unos momentos antes de salir a comer.
Llegando al lugar donde se encuentra su oficina, hablé con él por el móvil, para avisarle que había llegado ya, así que me pidió que pasara, y que le dijera a la recepcionista que iba con él para que me abriera la puerta del pasillo que da a su oficina.

Así que llegué, y estaba ahí ella, la recepcionista.
Yo: Hola, buena tarde, vengo con Fulanito Méndez
Ella: querrás decir Fulanito Pérez... no está, salió a comer
Yo: jeje, no, es Fulanito Méndez, es de tal departamento, y no ha salido, acabo de hablar con él
Ella (con una risa burlona y una mirada de desdén): no! es Pérez, y no está, puedes regresar más tarde.
Yo: es que por lo menos fíjate, si quieres te doy el número de su extensión, es Méndez su apelllido y está ahí dentro...
Ella tomó el teléfono, ignorándome mientras le hablaba, hizo una llamada, para confirmar que el tal Pérez había salido a comer, así que eso fue lo que me dijo:
- Sí, salió a comer, regresa en hora y media
Dicho eso, tomó su libro, se volteó y me ignoró magistralmente.

Yo, ya en un nivel de ardidez bastante alto, tomé el móvil y le marqué a Fulanito Méndez y en el tono más alto (para que la gata de la recepcionista me escuchara) le dije:
-Hola Fulanito, estoy en recepción y resulta que ahora te apellidas Pérez y saliste a comer, porque ni siquiera se pueden tomar la molestia de escucharme, ponerme atención o por lo menos revisar el directorio, puedes salir por mí para que te conozcan?

Entonces, salió Fulanito Méndez, con cara de seriedad, le dijo a la tarada esta:
-Yo soy Fulanito Méndez, y trabajo aquí.

Fue para mí de gran satisfacción ver la cara de pena y susto que puso la gata esa cuando le aclararon que yo NUNCA estuve equivocada, así que tuvo que disculparse conmigo.

Jum! qué pensaba esta?

Aclaro, que no es que menosprecie el trabajo de las y los recepcionista, pero de verdad, que con todos los que me he topado en la vida, son así, tienen mal genio y atienden de mala gana.
Aaah! no, sólo he conocido a una, y a la que aplaudo (clap! clap! clap!) porque ella sí fue/es una maravillosa excepción: siempre, pero siempre está de buenas, te da la información correcta, te atiende con una amplia sonrisa en la cara y es muuuy amable.

De ahí en fuera, todas te miran de una forma que en lugar de invitarte a entrar, te invitan a correr.

También excluyo de esta "categoria" al personal de recepción del ámbito hotelero (sí, soy turistóloga y qué?) por que en esas cuestiones, siempre me he encontrado gente agradable.

Bueno, por último acá dejo un mensaje para recepcionistas de empresas, corporativos y esas cosas: si les caga el trato y la atención con la gente, ¿para qué diablos siguen trabajando ahí? neta, les hará mucho mejor (y a nosotros, los afectados por ustedes, también nos hará mucho mejor) que busquen algo que les satisfaga más.


Update:
Olvidé mencionar que en esta categoría "malvibrosa" también se encuentran las cajeras.
De los bancos, de las tiendas, de los cines...
Sí, parece que vienen del mismo planeta malvibroide que las recepcionistas.
También me he topado con ese tipo de cajeras.

jueves, 23 de abril de 2009

Blue

Ya sé que últimamente la mayor parte del tiempo acá lo que hago es tristear o quejarme... pero para eso es mío ¿qué no?
Y sí, hoy también haré lo mismo.
NO es un buen día. No me siento bien de ánimos y cada pequeña cosa que pasa me hace sentir peor.
Así que ahora mismo, todos los que leen esto, deben abrazarme.
He dicho.

miércoles, 1 de abril de 2009

El Abril que nos robaron a Joaquín Sabina y a mí


Hace un año exacto, el primero de abril hice lo que siempre dije que nunca haría.
Mucha razón tiene esa frase de "nunca digas nunca".
Llevaba un par de días pensando en cortarme el cabello, tenía nuevos proyectos en mente y además quería "dejar atrás" de cierta forma cosas que me estorbaban, aunque fuera simbólicamente.
Fue para mí como una catarsis, así lo quise tomar.
Así que ese día, el primero de abril, en uno de tantos tiempos muertos en el trabajo, me puse a buscar imágenes de mujeres rapadas, pensaba hacer el montaje con una foto mía para ver cómo me quedaría el corte, así que envié mi foto y una foto que escogí de la red para que alguien más hiciera el montaje.
De camino a casa pensé: y por qué esperar?
Llegué al salón y le pedí a la señora que me rapara, a lo cual me dio por respuesta una sonora carcajada. Esa señora me conoce desde pequeñita y bueno, en aquellos ayeres mi cabellera era sagrada y larguísima, por eso le pareció broma cuando le dije que me lo cortara todo.
Cuando vio que la cosa era seria, trato de convencerme que no lo hiciera:
-Se te vería muy lindo, pero... ya lo consultaste? Tal vez te regañen!!
-Pues no veo qué tenga que consultar, es mi cabello

Y empezó a cortar, y a cortar... y en cada mechón que iba cayendo al piso sentía como si me liberara de una pesada carga, como que cortaba un viejo fantasma con cada tijeretazo.
No se atrevió a cortar más, temió meterse en problemas con mis familiares... la muy cobarde, pobrecilla, yo entendí sus razones, por que sí las tuvo.
Pero al final me sentí tan bien, tan libre, tan renovada, tan fresca; era como si flotara al caminar, me sentía tan ligera como si me pudiera fundir con el aire.

Llegué a casa y en efecto, pegaron el grito en el cielo.
¿Cómo me había atrevido a cortarme el cabello como un hombre?

Tan simple como que es mi vida, es mi cuerpo y yo soy la única que puede tomar desiciones respecto a él.
Al otro día en el trabajo también fue una sorpresa. Y comparaciones desde con la "Leona dormida" hasta con actrices rusas de cine para adultos.

De pronto me dí cuenta: escogí abril para hacerlo, y sin pensarlo. Tal vez por ese abril que todavía me sigue doliendo, el abril que cada año vuelvo a escuchar a Sabina y que me arranca las lágrimas tan fácilmente, ese abril que me fue robado y que no logro recuperar, ese abril que quiero dejar atrás.

A un año, el cabello ha crecido, los planes siguen cambiando, nuevos fantasmas van apareciendo y también se van, pero mi esencia es la misma.

En la fotos hay un antes y un después, extrañamente aparece primero el después que el antes.