martes, 8 de julio de 2008

Lluvia

Desde que descubrí esos rollos de la infancia den mi cabeza, ando como muy apegada a ello.
Y así el sábado en la noche, una niña güerita de pecas y ojotes verdes andaba brincotenado por los charcos de lluvia formados en las calles de esta superpoblada ciudad.
Era ya tarde y la niña andaba sola, acompañada de su música y su bandolera súper nice Agatha Ruiz de la Prada de color brillantes, que para ese entonces ya estaba tan empapada como la niña.
No sé desde hace cuanto no me sentía tan feliz, tan contenta, tan plena.
Otra vez esa sensación de que la lluvia cura todo, lo lava, lo renueva... aunque sólo haya durado esa noche.
Bendita lluvia, es como el nuevo refugio.
Mi nuevo refugio.
Tendré que buscarme otro que esté disponible en todas las épocas del año.

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