viernes, 23 de noviembre de 2012

Veintisiete

Este año venía con muchos planes desde el principio; iba a hacer un importante viaje, empezaría otra carrera, cambiaría algunos asuntos de mi vida, y además era mi año 27, como los rockstars, entonces, si era el 27 debía ser muy especial.
El viaje ya estaba armado, y era, hasta ese momento la cosa más emocionante que me podía pasar, era el viaje que había estado esperando toda mi vida, o por lo menos ya tenía casi veinte años esperándolo.
El empezar la nueva carrera también era muy importante, en verdad le quería dar un cambio importante a mi vida, las cosas no venían funcionando tan bien hacía tiempo.
Hice planes, pero el Universo, ese donde habitan las hadas en las que siempre he creído, tenía otros planes para mí.
Este año vendrías tú.
A ti te había esperado hace tiempo, te esperé tanto que me cansé de esperarte, casi que olvidé ese deseo pedido, que yo creía nunca había sido concedido.
Habían pasado unos días después de mi cumpleaños, ese que con tanto alboroto interno esperaba, cuando supe de ti. Me asusté mucho primero, pensé que tal vez era un sueño y que eso realmente no estaba sucediendo, "¿qué está pasando? ese deseo yo te lo pedí hace mucho tiempo, Universo, no ahora"
No era hora, eso pensaba yo, no era ahora cuando debía de cumplirse ese deseo, no ahora que iba a ser mi año especial, mi viaje! el de toda la vida!
Tuve tiempo para pensar las cosas, para decidir que tal vez sí era esta la hora, tal vez por eso ahora venías.
Alguna persona de las que se dedican a predecir futuros me dijo que tú venías a enseñarme algo que debía aprender, ah sí? pues primera lección aprendida: el Universo tiene planes para ti, no te preocupes tanto por hacer tus propios planes.
Ahora falta poco para que acabe el año, y sí, este ha sido, aunque en una mejor forma, el año más especial de mi vida, pasé de sentir miedo a disfrutar el sentirte dentro de mí, era maravilloso cada movimiento tuyo dentro.
Es el año más especial y nunca olvidaré el primer hermoso momento en que te vi, tan pequeñita, con esos ojotes, tan linda, tan mía.
Ahora no puedo dejar de verte, no quiero alejarme un momento de ti, soy más dependiente de ti de lo que tú lo eres de mí.
Y sí, mi año veintisiete ha sido el mejor año, porque has llegado tú, no sé cuánto ni qué me vayas a enseñar, pero estoy dispuesta a aprenderlo, como también ya he aprendido que es el amor más puro y más inmenso que se puede sentir, el que se tiene a un hijo.
Ahora sé que los deseos sí se cumplen, pero a veces hay que esperar, porque se cumplen cuando se deben de cumplir, y a veces ese tiempo no coincide con el tiempo en que queremos que se cumplan.

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