martes, 20 de octubre de 2009

Era una tarde perfecta...

La tarde era tranquila, con tormentas de viento y chorros de sol colándose por los páneles de la estación del metrobús.
El cielo era perfecto, el momento perfecto, la estación casi vacía para mi fortuna. Dejé pasar 3 vehículos, así nada más, por ganas... o como si por alguna razón o corazonada no debí hacerlo.
Subí al siguiente carro, en el que no pude obtener un asiento, motivo por el que me quedé parada junto a la ventana, donde el aire pudiera desacomodarme más la ya de por sí alborotada melena.
Cerraron las puertas y el carro se puso en marcha. En la siguiente estación se vislumbraba mucha gente, que, al abrir las puertas del carro, subió a empujones. Estaba ella.
Se me fue el color, yo lo sé, pero sentía la cara caliente de rabia.
Ella sintió mi mirada y volteó, me miró fijamente como yo a ella, si supo leer mi mirada, pudo saber que la odio profundamente y todo el rencor que guardo. Ella sonrió irónicamente.
Yo empecé a temblar, mis piernas y brazos se entumecieron, como para evitar que me le fuera encima, porque de haberlo hecho, no hubiera acabado nada bien.
Yo quería gritar pero no podía, no podía siquiera moverme, era como si me hubiera convertido en un maniquí. Sólo podía temblar, temblar y mirarla para transmitirle en lo posible el odio que le tengo.
Sólo cuando se bajó pude moverme.
En automático le marqué a él:
-Te amo, cuídate mucho- le dije y colgué.

La veo tan poca cosa, tan mierda como es, qué coraje que haya gente como ella.
Y para mi mala fortuna, vivimos en la misma ciudad.

Al llegar a casa sólo pude vomitar, eso es lo que me produce.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

que tristeza que haya personas como tu que odien a otras personas, porque creen que eso es importante,
y que vivan sus vidas con ese peso a sus espaldas, el odio hacia otros es la culpabilidad que el sujeto siente hacia si mismo...no se odia al otro
se odia a si mismo

Azul dijo...

Estimado y valiente anónimo:

Si no te place leer lo que aquí has leido, sobre mis odios y amarguras, hay millones de blogs más que incluso te invitarían a unirte al club de los optimistas, los cuales puedes ir a leer para no amargarte en el mío.
Gracias por tu opinión, errado en mi caso por cierto.
Camine...
Nosotros le llamamos...

Anónimo dijo...

pura cura amiga no te awites

Beau. dijo...

Uuuuyyy pues que pink world anonimo!!! el que no ha odiado no ha sentido querid@.
Se tiene que odiar para saber que es amar. Y opino lo mismo que la autora hay milessss milesss de blogs!!!...
A mi me ha encantado tu entrada besos!!!

Anónimo dijo...

que penaaa aauun mas grande
cuando crees que necesitas saber odiar para saber amar...
y que te rigan las leyes del bien y el mal y que creas que el equilibrio existe, yo leo lo que me viene en gana y escribo y critico tambien como se me viene en gana
asi que no dire que hay miles de mas comentarios que puedes leer
porque ya se que estaras leyendo el mio y estaras pensando lo que me quieres contestar... yo lo hago por diversion
tu lo haces por ego :D

Roberto dijo...

Esto es pura literatura, por lo tanto no sean tan crédulos chicos. La litetarua es fantasía y ya. Ahora que si lo que está escrito es una suerte de crónica de un día real...pues puta, qué mal está eso de odiar. Cuidado con chicas como esta, porque así como le dice al chico "te amo" aguas si éste la hace enfadar un día...yo saldría huyendo de una mujer así.

Saludos, y gracias por dejarme participar con mis ideas.


R

shamballa dijo...

Yo no creo que sea maLo odiar y tener ese tipo de sentimientos... La vida serìa tan Ligera tan aburrida si todo fuera amor. Y esta mucho mejor expresar Lo que sentimos de una u otra forma, para no expLotar.
Y odiar significa que tambièn amamos!

Anónimo dijo...

Primero que nada, felicidades por ser tolerante y dejar que se expresentodas las opiniones, es algo cada vez más difícil de encontrar.

Yo personalmente estoy de acuerdo, la vida tiene que ser pasional, yo también amo y odio con fuerza, con locura, y a veces, siento ganas de dar la vida por alguien, o de matar por vil odio.